Asistimos a un escenario global en el que aumentan los problemas climatológicos y ambientales a los que el planeta debe enfrentarse, que pide a gritos un compromiso global que luche contra el calentamiento global. La UNESCO ha advertido reiteradamente de que las alteraciones climáticas a las que está sometido nuestro planeta van a incidir muy negativamente en los países que hoy día sufren el llamado “estrés hídrico”. Y no solo van a empeorar la situación de esos países sino que además van a provocar problemas similares en zonas geográficas que aún no se están viendo gravemente afectadas. El cambio climático avanza y todavía estamos a tiempo de revertir algunas de sus consecuencias.
La estrecha unión entre el agua y el cambio climático comparten una estrecha unión cuya disfunción requiere soluciones. Debemos concienciarnos de la necesidad de construir un planeta más sostenible. El agua y su presencia en nuestro planeta está cambiando. En el Ártico, el hielo ha descendido a mínimos históricos. Simultáneamente se suceden fenómenos meteorológicos de carácter extremo que los especialistas vinculan directamente con el cambio climático y que afectan al ciclo del agua, lo que trae consecuencias nefastas en cuestiones tan importantes como la seguridad alimentaria, la salud o las migraciones. Este proceso que nosotros mismos hemos iniciado, incide de manera directa en diversos procesos esenciales de variadas especies y organismos, mientras que otros se encuentran abocados a la desaparición.
Los investigadores han estudiado de manera minuciosa la forma en que afecta el cambio climático al ciclo del agua. Este ciclo es el que permite que el líquido elemento se evapore y regrese posteriormente al planeta en forma de lluvia y nieve. El proceso se está viendo gravemente afectado ya que está adquiriendo intensidad, y este deterioro causa consecuencias como inundaciones extremas a causa de lluvias torrenciales.
El primer proceso del ciclo del agua es la evaporación, y la incidencia de un planeta más cálido en él significa que el aire absorberá más agua de la superficie del globo. Este aire deja trás de sí condiciones más secas que afectan al suministro de agua potable y la agricultura. El aire más cálido y húmedo supone un grave peligro para los habitantes del planeta provocando los desplazamientos climáticos.
El proceso de precipitación sobreviene al enfriarse sin medida todo ese aire extra cálido y húmedo, provocando un exceso de lluvia o nieve. Por ello, el calentamiento trae consigo lluvias mucho más intensas en determinadas zonas que están expuestas a catástrofes hídricas. Al cambiar la temperatura del aire y su circulación se alteran gravemente los lugares donde lloverá, por lo que ciertas épocas se volverán secarrales y otras sufrirán inundaciones.
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